domingo, 27 de octubre de 2013

Tomando una dosis de chocolate Valiente

A veces tiene que pasar algo que cambie el equilibrio de las cosas; algo que sea el detonante de una nueva aventura.

Me encontraba vacío, sin objetivos, sin ilusión. Se había ido y me había dejado con mono de ella, como si hubiese decidido dejar el tabaco y me persiguiese esa angustia a cada segundo que te hace dudar del propio tiempo.

Caminaba por la mojada acera, cerca de casa para no tentarme a ir a ninguna parte y desaparecer entre la lluvia. Mis aspiraciones ya no tenían sentido si no estaba dándome la mano a cada paso, si no me animaba desde el salón mientras me duchaba y luego venía a abrazarme para que esa entrevista de trabajo me saliera bien. Ahora daba igual, ni un buen puesto en la oficina, ni todo el dinero del mundo, podrían llegar a aspirar al nivel de felicidad que ella me proporcionaba. Siempre he emanado una luz distinta me dicen, como de alguien al que la vida le ha sonreído y del que salen siempre fuegos artificiales incluso cuando las cosas van mal. Ahora todo va mal.

Me arrodillo. Siento el frío que ya ha calado hasta en la última célula. He perdido 5 kilos desde que se marchó. No tengo más noticias de ella que las que vi en el Facebook cuando aún no me había bloqueado. Es curioso, no parecía afectada, ni un ápice en su rostro dejaba asomar soledad; es más, ya estaba con otro. Fue ese pensamiento, la rabia que me carcomía por dentro y la falta de luz lo que me hizo tropezar con aquella señorita.

Tiré su bolso. Creo que pensó que era un ratero, lo vi en su mirada. En el acto se lo recogí y le pedí disculpas. Me hizo falta un segundo para ver que su alma también lloraba por dentro. Decidí invitarla a un chocolate caliente, de esos tan buenos que hacían tres calles más abajo. Aceptó. Fuimos caminando y los silencios violentos no tuvieron cabida en aquella mente despierta que me incitaba a sonreír. Llegué a casa una hora más tarde, con el mismo frío que al principio pero había despertado una llama interior que calentaba mi espíritu. Me había dado su número y la llamaría en unos días para tomarnos unas cañas. 

Es curioso, ¿eh? La vida puede cambiar tan rápido. Puede tardar años, pero el cambio se produce inminentemente, de una forma u otra. Tomar decisiones, atreverse a dar el salto, incluso cuando no hay nada abajo que abale tu caída, bailar y gritar que la vida es perfecta a su modo...es tan difícil. Sin embargo, os animo a hacerlo, os animo a que le sonriáis a todo aquel que no se achante cuando le mires y que quiera vivir cualquier aventura a vuestro lado. 

VIVID Y BUSCAD ESE DETONANTE.

Un ángel de fuego

Recuerdo que me dolía. Contemplarla me dolía.
Recuerdo que me abstraía. Observarla me abstraía.

Como si de un episodio sangriento se tratase, su melena pelirroja caía en el asiento, como un río de fuego interminable en el que perderse. Más abajo, sus mejillas sonrojadas inspiraban ternura y compasión. Sus labios. Me volvían locos sus labios. Cuando pensaba en ella aparecían, sensuales, diciendo algo que no alcanzaba a comprender. Casi hipnóticos. Mi único objetivo en esta vida mortal era besarlos.

Sin embargo, a pesar de toda la locura que en mí desataban esas golosinas que custodiaban su boca, lo que más me gustaba de ella eran, indudablemente, sus ojos. Como dos entradas al cielo. Como las puertas traseras al paraíso, un lugar en el que deambular como un errante en los pensamientos más oscuros. El color verde intenso recordaba a las selvas amazónicas; producía la misma sensación que tienes cuando imaginas el calor en el desierto: sabes que las temperaturas con altas, pero no alcanzas a entender cuanto hasta que no has estado allí. Hasta que no te fijases bien, no podrías entender el fuerte pigmento verdusco que desprendían, como la luz al pasar a través de las esmeraldas más puras.

Llevaba varios días pensando en ese ángel desalado de tez perfecta que se había cruzado en mi camino. Y me engañaba; en mi camino no se había puesto nada, y mucho menos algo tan maravilloso como ese derroche de esplendor. Me la cruzaba por los pasillos y en alguna clase. Siempre llegaba tarde, interrumpiendo al profesor 5 minutos tras haber dado la clase por empezada. Entraba con sofoco, casi volando, con la caída de ojos más inocente que el universo haya creado. Ella realmente era polvo de estrellas. Y, en ese corte repentino en la que todo el mundo se fijaba en el vuelo de la falda estampada, el catedrático la observaba de arriba abajo, contemplando cada curva que el ceñido vestido exponía a la vista de lujuriosos como él. En efecto, eso era lo que la salvaba en más de una ocasión: la forma tan peculiar en que su imagen se transformaba del gato más inofensivo a la pantera más feroz y apasionada.

Cuando, nuestras miradas se cruzaban, por mera casualidad, comenzaba a sudar. El aliento se me helaba. El vello se me erizaba. Un escalofrío me recorría la espina dorsal. Un nudo apretaba mi garganta. Por un instante, mi corazón se paraba, moría. A veces incluso era tan real esa sensación que al recuperarme, los pálpitos impactaban tan fuertes en la caja torácica que retumbaban. Me llegaba a avergonzar de ello e intentaba, a toda costa, tranquilizarme, por el único motivo de que una parte de mí creía profusamente que se podía escuchar a mi corazón saliendo a flote después de una estacada tan dura como era el contacto visual con ella.


Pasa el tiempo y me digo a mí mismo que no me puedo permitir hacerme tanto daño. Mi parte egoísta ha de crecer y apoderarse de esa inmensa parte de mí que queda atrapada tras oler su perfume. Una batalla interna tiene que tener lugar para que mi cabeza quede libre de ella, eliminarla como un extoxicómano eliminó en su cuerpo cada gota tóxica de la droga más fuerte. El problema, es que yo no decido cuando meterme. Es ella, que aparece con su gracia juvenil, con su sonrisa de anuncio y nariguilla respingona que embarga mi ser de tal forma que me olvido de comer, de dormir, de soñar.

Amar es la mayor locura a no ser que se ame con locura. Y tal vez esté loco. Tal vez solo sea un delirio producido por un introvertido romántico que anhela estrechar el amor. Tal vez sea que sueño despierto pensando que pronto sonará una alarma que haga que esta pesadilla acabe y me despierte a su lado. O tal vez no. Tal vez nunca ha existido tal perfección y esta atracción fatal me lleve de verdad al suicidio interior. 

Lo único seguro es que me duele. Contemplarla me duele.

jueves, 17 de octubre de 2013

domingo, 6 de octubre de 2013

Pasemos página, sólo se trata de poner un punto y final.

"MUÉSTRALES A TODOS QUE ERES CAPAZ DE CUALQUIER COSA Y CIÉRRALES LA BOCA A LOS QUE DUDARON DE TI".

 Ese va a ser mi propósito para este año. Desde ahora y hasta que ponga un pie en la universidad (como mínimo) voy a sacar a la luz la mejor Lola. Sí, esa Lola amable, generosa, trabajadora, luchadora, soñadora y con dos cojones que si alguna vez ha existido va volver a nacer. Puede que parezca egocéntrico o yo que se qué puede pareceros, pero otra cosa que voy a hacer es que me la sude. Ups...que palabra tan malsonante, ¿no? Pues en efecto, QUE ME LA SUDE lo que puedan decir, pensar u opinar de mi las personas que quieran hacerme daño. Por supuesto, eso no implica que no vaya a aceptar críticas constructivas de mis amigos, familia o cualquiera que quiera participar en mi vida de forma positiva, esas palabras van para todos los que intentan joder a costa de todo. Vaya, estoy que me salgo con las palabras feas...pero tranquilos, seguiré diciendo miccionar en vez de "me*r", no quiero pareceros vulgar. ^^

Os agradezco, por otra parte, a personas como la Manosartrosicasperdias, Pitu, Littlesister, la Amantedelascosasimposibles, CU4TRO, mi cuñi, la jarmu, pinower y tantas otras personas que son capaces de escribirme una pedazo de hoja super bien redactada y firmada para contestarme a una cosa del facebook. A personas que me cuidan aunque estén, qué sé yo, en Canadá. :) . O a personas que quieren que nos intercambiemos música para conocernos más, por el placer de discutir. 

Creo que no somos conscientes de lo mal que nos portamos a veces, de cómo un comentario puede destruir a alguien en un segundo, de que no todos somos iguales y las palabras pueden ser totalmente nocivas. Cosas como la soledad, el no poder reír en semanas, no recibir de tanto en tanto un abrazo o que no te de nadie las buenas noches son cosas simples pero que hacen que tu vida esté un poco más llena cuando las tienes y un poco más tediosa cuando careces de ellas.

Vamos a ser un poco más humanos por favor y a dejarnos de tonterías. Pasemos página, sólo se trata de poner un punto y final.



jueves, 3 de octubre de 2013

TE QUIERO A TI.

Quiero que me des patadas al dormir, y que me pidas perdón por despertarme mientras me comes a besos. Quiero imaginarnos vistiéndonos juntos y ver cómo te abrochas la camisa. Quiero ser la que con cariño te haga el nudo de la corbata cada mañana. Quiero ser la carretera que recorramos cada mañana para llevar a nuestro pequeñín al cole. Quiero ser el calendario viejo que miremos cuando queramos saber si el día que nos conocimos fue jueves o sábado. Quiero ser nuestra primera foto, abrazados y aún sin casi conocernos. Quiero ser el recuerdo más bello que se te venga a la mente. Quiero ser tu última imagen antes de morir. Quiero ser el olor que respires cada noche antes de dormir. Quiero ser la mejor sensación de tu vida, de esas que te hacen erizar sin saber por qué, como un viento helado. Quiero ser las caricias que recorran tu espalda, quiero saber dónde tienes hasta el último lunar de tu cuerpo. Quiero formar parte contigo de la escritura de nuestra casa. Quiero que bailemos en cada canción.

Quiero que juguemos toda la vida como si fuéramos niños que acaban de descubrirse. Quiero volver a inventarte cada vez que me hagas el amor. Quiero ser el sonido de tu alfabeto mudo. Quiero ser quien te tape en las noches frías. Quiero dejarte notas de amor en la puerta de la nevera en los días tristes. Quiero cuidarte cuando te pongas malo y mandarte corazones de chuchería a la oficina. Quiero ducharme siempre contigo, y que hagamos pompas de jabón en cada ritual de baño. Quiero pensar que contigo la única guerra que existirá en el mundo, pasará en nuestra cama. Quiero ir a mirar la luna llena todas las noches de nuestra vida y cenar bajo su hipnótica luz. Quiero que discutamos por el nombre de nuestra hija. Quiero que me digas “apriétame la mano cariño hasta que me la rompas, vas a conseguirlo” antes de dar a luz a la persona que más querremos. Quiero saber que el mundo es un pañuelo si camino de tu mano. Quiero no tener que tomar decisiones sola. Quiero que me dejes un espacio en la estantería de los libros. Quiero que me cuentes tus sueños al despertarnos. Quiero que me mires con esa sonrisa que me enamora, sólo por ser tuya. 

Quiero dejar que pase el tiempo mientras escuchamos música y nos amamos como nunca, como siempre. Quiero recorrer continentes en coche, bicicleta o tren y llevarte exclusivamente a ti como equipaje. Quiero encadenarme a tus alas y ser libre. Quiero ver a quien le sale la primera y la última arruga en la cara y en las manos. Y quiero que el final sea tan perfecto y extravagante como lo habrán sido nuestras vidas. TE QUIERO A TI.