Me encontraba vacío, sin objetivos, sin ilusión. Se había ido y me había dejado con mono de ella, como si hubiese decidido dejar el tabaco y me persiguiese esa angustia a cada segundo que te hace dudar del propio tiempo.
Caminaba por la mojada acera, cerca de casa para no tentarme a ir a ninguna parte y desaparecer entre la lluvia. Mis aspiraciones ya no tenían sentido si no estaba dándome la mano a cada paso, si no me animaba desde el salón mientras me duchaba y luego venía a abrazarme para que esa entrevista de trabajo me saliera bien. Ahora daba igual, ni un buen puesto en la oficina, ni todo el dinero del mundo, podrían llegar a aspirar al nivel de felicidad que ella me proporcionaba. Siempre he emanado una luz distinta me dicen, como de alguien al que la vida le ha sonreído y del que salen siempre fuegos artificiales incluso cuando las cosas van mal. Ahora todo va mal.
Me arrodillo. Siento el frío que ya ha calado hasta en la última célula. He perdido 5 kilos desde que se marchó. No tengo más noticias de ella que las que vi en el Facebook cuando aún no me había bloqueado. Es curioso, no parecía afectada, ni un ápice en su rostro dejaba asomar soledad; es más, ya estaba con otro. Fue ese pensamiento, la rabia que me carcomía por dentro y la falta de luz lo que me hizo tropezar con aquella señorita.
Tiré su bolso. Creo que pensó que era un ratero, lo vi en su mirada. En el acto se lo recogí y le pedí disculpas. Me hizo falta un segundo para ver que su alma también lloraba por dentro. Decidí invitarla a un chocolate caliente, de esos tan buenos que hacían tres calles más abajo. Aceptó. Fuimos caminando y los silencios violentos no tuvieron cabida en aquella mente despierta que me incitaba a sonreír. Llegué a casa una hora más tarde, con el mismo frío que al principio pero había despertado una llama interior que calentaba mi espíritu. Me había dado su número y la llamaría en unos días para tomarnos unas cañas.
Es curioso, ¿eh? La vida puede cambiar tan rápido. Puede tardar años, pero el cambio se produce inminentemente, de una forma u otra. Tomar decisiones, atreverse a dar el salto, incluso cuando no hay nada abajo que abale tu caída, bailar y gritar que la vida es perfecta a su modo...es tan difícil. Sin embargo, os animo a hacerlo, os animo a que le sonriáis a todo aquel que no se achante cuando le mires y que quiera vivir cualquier aventura a vuestro lado.
VIVID Y BUSCAD ESE DETONANTE.

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