domingo, 15 de diciembre de 2013

Luz de la Paz de Belén

Ojalá pudierais sentirlo. Un solo segundo. Un instante. El corazón rebosante de felicidad. Compartiendo tu espíritu y la parte más pura de tu alma. Cientos de personas unidas por un motivo: construir un mundo mejor, con las manos unidas y desechando el egoísmo. Es tan distinto el punto de vista, digamos que es incluso, un punto de inflexión en la vida de toda persona.

Abróchate la camisa, arremángate y cuélgate al cuello los colores de tu gente, el símbolo de unión de todos los Scouts. Muchas pañoletas girando en el aire, caras desconocidas, ojos brillantes en los que se reflejan tantas velas encendidas como participantes hay. La gigante y magnífica flor de Lis destaca, con tres velas lilas que representan la pureza, lealtad y amnegación. Todos sabemos que siempre se es Scout y los mejores representantes de ellos son las personas mayores que, poniéndose su vieja pañoleta, están ahí recuperando una parte esencial de su vida.

Es tan bonito. Tan desinteresado. Acercarte, saludar y encontrar un sonrisa! ¿Es tanto pedir? Parece que tal cual está hoy el mundo esto sea magia materializada.

¿Es una secta? Puede ser, porque participamos creyendo en algo: el escultismo; pagamos con nuestro cariño desinteresado; luchamos por un bien común: construir un mundo mejor; tenemos nuestras propias canciones "tenebrosas": el anikuni y además estamos distribuidos por pequeños grupos en todo el mundo. 

Si esto es una secta, los locos son todos aquellos que no están dentro y no saben lo que significa "buena caza y largas lunas", que la promesa scout es de lo más bonito que puedes prometer, que un día o una semana trabajando para arreglar un camino se pasa rápido cantando con tus compañeros, que siempre hay que dejar el sitio en el que estás mejor de lo que lo habías encontrado y que el mundo es un poco mejor porque hay un Scout más en el mundo.

sábado, 7 de diciembre de 2013

YOUR ARE NOT GONNA BREAK MY SOUL

"No, you are not gonna break my soul"- dijo la princesa, cuyo corazón, antes galante y resplandeciente, vestía ahora con unos cuantos trapos viejos y latía débilmente. Aquella mentira ya no se sostenía, era como las noches de invierno alegres: una mera ilusión; tambaleaba su mundo, su vida, sus sueños...la trastornaba de tal forma que había llegado a perder su propia identidad.

Desde pequeña, cuando se imaginaba con el Príncipe Azul abrazada, solía dibujarle sonrisa de rana. No quería nada perfecto, ni que su vida fuera regalada, todo sin esfuerzos. No quería responsabilizarse de cosas como elegir el color de las cortinas del próximo baile de máscaras. Ella quería crecer, quería hacer algo importante, con sus manos y sudor. Ella quería ser querida por lo que se ganase, no por lo que era. 

Llegaron mucho príncipes azules: guapos, encantadores, con cabellos dorados como los de los ángeles y sonrisas que rozaban la perfección más absoluta. Todo lo que le aburría. Era tedioso hacer el papel de niña buena y tonta, de indefensa princesa que se siente vacía sin alguien valiente que la proteja. Tedioso y absurdo.

Un día, apareció algo nuevo. Era distinto, no destacaba, quizá sí, en que pasaba tremendamente desapercibido. Era un chico normal y corriente. Pero la princesa supo que era diferente, que guardaba el secreto del amor bajo un magnetismo asombroso. Sus ojos, negro azabache, de ácida ternura, áspera brisa y cáustico humor la atraparon. No era un príncipe, era aquella rana que ella se imaginaba. Era su príncipe del color arco iris.

Pero no, las princesas tienen que ser sumisas, frágiles, de bella tez y dedicarse a...a lo que quiera que se dedicasen las princesas. No pueden estar pensando en falsos pretendientes, ni en salvar el mundo con su lucha diaria sin medallas. No pueden tratar de ser independientes y fuertes.

Harta de jugar a sueños pequeños, buscó algo más interesante. Buscó sus labios. Cerró los ojos y lo besó. Dulce sabor de libertad. "No, you are not gonna break my soul". Ya está bien. Rechazo al trono. Rechazo al oro, las joyas, el lujo, la vida regalada, las tierras. NO QUIERO NADA. Solo un príncipe color arco iris, que me diga que mañana saldrá el sol en nuestro reino, cuyos territorios irán desde un extremo de la habitación al otro.







martes, 3 de diciembre de 2013

Globo aerostático.

¿Sabéis qué? Me apetece subirme a un globo aerostático, hecho de sueños y peces de papel. De letras de canciones y suspiros de amor. De besos clandestinos y extremo dulzor. Quiero sentir el aire más puro de las altas montañas pero sin notar la tierra bajo mis pies. Y rozar las nubes con la punta de los dedos sabiendo que no soy la reina del mundo pero si la dueña de mis días.

No os pasa que, a veces, parece que el mundo quiere decirte algo? Que parezca que te manda señales para que interpretes un secreto a voces. Pues eso, eso es lo que me pasa. Son tonterías, probablemente...pero me hace feliz encontrarme así, ver que hay cosas que encajan sin forzarlas, como piezas de distintos puzles que han ido a parar a la misma caja y se han unido sin presión ninguna.

Poco a poco, las cosas llegan y no hay que desesperarse porque, si algo se me ha quedado grabado, es que cuanto más esperas algo, más tarda en llegar. Lo importante no es colgar el cuadro que pintaste, si no haber disfrutado de todo el proceso, desde el momento en el que viste aquello que te inspiró a pintar. De esta forma, serás feliz durante mucho más tiempo, recibirás satisfacción dosificada cada día y no sólo una gran oleada cuando hayas cumplido un objetivo, que pasará y se quedará en una decepción en caso de que no lo hayas logrado.

¿Entendéis qué quiero decir? Intentaré volverlo a explicar...no esperéis a ver las cosas cumplidas. Salir a la calle a buscar aventuras y disfrutadlas, tanto si tienen el final que esperabas como si no lo tienen. DISFRUTA DEL PROCESO, DE LA VIDA.

Imaginemos que estamos en ese globo, solos, con el aire como único acompañante. Realmente, creo que no lo disfrutaría. Es probable que fuera muuuuuucho más feliz en la cafetería más ordinaria, con el café más típico, rodeada de gente corriente pero acompañada de alguien especial. Concluyo pues, que las señales que te "mande" el universo no tienen que ir envueltas en estelas doradas, simplemente, contener algo que te haga sonreír en cualquier lugar, hora, día y situación.

¿Te apuntas a volar?

domingo, 1 de diciembre de 2013

Hello December

Hoy comienza Diciembre. Ese mes que unos años espero con tantas ganas y otros solo quiero que pase rápido. Es un mes en el que te juntas con la familia, incluso con aquellos que viven lejos y a penas ves. Un mes de ilusiones, de regalos, de llorar... Un mes para la alegría y la melancolía, para los agobios de última hora y para amores que acaban de estallar. 

Llega diciembre y te pones a pensar en todo lo que vas a echar de menos de ese año, tanto lo bueno como lo malo, y en las cosas que dejas atrás. Pero si os digo la verdad, aunque diciembre sea por un lado colores y dulce y por otro silencio y amargura, en esos 31 días me permito el lujo de soñar con un nuevo año cargado de emociones, de personas que conocer, de nuevos besos y travesuras, de otro verano inolvidable, de retos "inalcanzables", de fiestas hasta las tantas, de páginas de libros que aún no he leído y que me harán feliz, de abrazos reconfortantes... Me doy el lujo de soñar con eso y evito pensar en todas las posibles pesadillas que pueden hacerse realidad. 

¿Sabéis qué? Que si alguna de esas pesadillas se cumple no será porque yo no lo haya intentado evitar ya que, si hay algo que hago durante todo el mes de diciembre cada año es escribir un papel todos los días con un nuevo propósito que cumplir al año siguiente. Quizá es una tontería y una de esas cosas que luego no cumples, pero me ayudan a ordenarme las ideas y a reflexionar sobre qué debo cambiar. Deberíais probarlo. 

Hola Diciembre, qué ganas tenía de que llegases.