La inspiración me llega
como sale el humo de tu boca
y es que aunque ya no estés en mi cabeza,
parece que me invocas.
Ya no tiene remedio;
me gusta poner parches
que de tantas despuntadas
hay abismos de silencio.
Triste,
como un pájaro que no vuela,
como un sol que siempre se pone,
como cuando te ponías hasta arriba,
y me agachas de rodillas.
Eco,
si no fluye por tu espalda
revotará en tus emociones
y es que tanto te chillaba
que confundías pasiones con condones.
Pero no pasa nada,
los tirabas y eras bárbara
cuando al caminar me demostrabas
que lo tuyo no era un tantra.
Enérgico,
que aunque sepas tantas cosas
al final acaba en nada.
Mira donde la cama
te devolví tu carta.
¿Por qué escribes con rosa?
Si desde aquella noche oscura
dejaste un río púrpura
y te desteñiste ociosa.
Puede que superes,
que no me mojes más la ropa.
Pero tan claro, león,
que ya ni el humo te roza.

No hay comentarios:
Publicar un comentario