lunes, 28 de enero de 2013

Futuro


No sé qué quiero hacer con mi vida. Ya ha llegado la hora de ir decidiendo a dónde tirar y qué escoger pero la verdad es que no tengo ni idea; puede ser que tampoco quiera tenerla.  

Siempre tiro por lo alto, sí, quiero ir a la universidad y bla bla bla. ¿Por qué quiero ir a la uni? Para hacer una carrera y tener un título y a partir de ahí hacer prácticas, conseguir un buen empleo etc etc pero creo que es algo que me han metido en la cabeza de pequeña y que no me he planteado otras opciones. 

Voy para el mundo de la ciencia, pero ¿por qué? A mí en estos momentos no hay nada que me llame más que otra cosa. Es todo por lo mismo:
Busca salidas, dinero para poder pagarte la uni, estudia, aprueba y pártete los cuernos por ser la mejor, lucha con otros de tu promoción… Y luego pienso en qué más da tener salida, saber idiomas, tener dinero... quizá no quiera irme de mi ciudad y quiera estar con mi familia, alomejor quiero salir de San Vicente pero  no irme a saber dónde a estudiar y a empezar una vida allí lejos de los míos.

 A lo mejor nunca he querido ir a la universidad; o a lo mejor no quiero dedicarme el resto de mi vida a lo mismo. De momento le robo la frase a Sócrates y acabaré confirmando que “solo sé que no sé nada”.

domingo, 27 de enero de 2013

Sé que es larga,pero a los amantes de los excesos les gustará


            La luz era demasiado intensa como para poder abrir del todo los ojos. Al parpadear para interrumpir ese escozor provocado por la falta de sueño comprobé que conservaba la lentilla del ojo derecho. Seguidamente las primeras imágenes que se fundieron en mi mente fueron unas cuantas copas medio vacías del champagne francés más caro, y alguna de ellas rotas en el suelo. Sin embargo no recordaba lo que había pasado aquella noche, sólo que debía de haber sido un descontrol y aquello que los que vivimos rodeados de lujo llamamos “diversión”. Si, porque, ¿qué es la diversión? Yo antes pensaba igual que mis amigos (término que también es confundible en mi mundo) tomarse unas cuantas pastillas, ya que nos lo podíamos permitir, ponernos ciegos a alcohol, drogas y excesos para despertarnos entre gafas de sol enormes y flashes cegadores ante paparazzi y un mundo lleno de glamour inalcanzable para la mayoría de las personas, eso era diversión. Si, más términos relativos de los que está hecha mi vida.
Señores, me llamo Bernadette y soy hija del famoso empresario Gian Claudio Tolokonskaya, sí, nombre italiano y apellido ruso, yo francesa (vivo en París) y mi madre, bueno, de mi madre no se nada de momento, ah sí, ya recuerdo, que era diseñadora de joyas o algo así, aún papá conserva en el ala oeste de “Zebra Village” un despacho con proyectos y material, nunca lo visitamos.
            Antes derrochaba el dinero, alquilaba salas de fiesta privadas para mí y la gente más exclusiva de toda Francia. Compraba perfumes considerados obras de arte, ya que estaban compuestos de láminas de oro. Ropa, joyas, coches, cristales de Swaroski, lámparas adecuadas a los inmensos salones cuyas paredes estaban forradas con cuadros. Todo era lujo, exclusividad y dinero. A todo se resumía aquel mundo de vicio. Me envolvía entre mis abrigos de Channel como si fueran trajes ignífugos que me separaban del mundo real, que me tapaban mis ojos azul intenso y no me dejaban ver la avaricia con la que me comía el mundo. Hablando de comidas, la nacionalidad no era un problema, tenía a suficientes cocineros y camareros como para asistir un restaurante con capacidad de 500 personas.
            Me movía entre las casas más prestigiosas de moda y diseño. Era bien recibida, y es posible que aún lo siga siendo. El único impedimento sería la falta de capital y de eso no me falta. Puedo gastar y derrochar como y lo que quiera, ya que en esta tubería aún hay corriente, y cada vez entra más fuerte.
            Aquello que me hace rechazar todo en lo que me movía era yo misma. Hace 4 meses leí en una revista una esquela de un señor que agradecía a los médicos del  hospital en el que murió el haber pasado tan buenos momentos con ellos en sus últimas horas de vida, por ello les mencionó en el testamento y donó todo su dinero a aquel lugar que tanta paz le proporcionó. También se publicó un artículo que hablaba sobre la felicidad y los modos de conseguirlo. En ese momento, el periódico se me voló de las manos, mejor dicho de los guantes, y no acabé de leerlo. Desde ese instante me quedé pensando en la vida. Sí, todo de  lo que estaba rodeada perdió valor en aquel instante, o por el contrario, me dí cuenta del que tenía y no me gustó. Quiero hacer algo con mi vida, no seguir entre mentiras y farsas. No seguir engañándome. No sé hacer nada a pesar de que tengo todos los medios ¿así que de qué me sirven todas estas mentiras?



Es lo que tienes (para Gatito)


Porque los dos sabemos que me enamoré de ti desde el primer momento en que te vi. Estabas preciosa, no llevabas nada especial pero desde lejos ya te observaba y hasta que no nos presentaron no fui capaz de acercarme a ti. Sonreías como lo haces siempre, a todo el mundo y dulcemente. Sabes que el mundo pide que sonrías y se lo das.
Saltabas, jugabas, corrías y charlabas con tus amigos, no era de esperar que no te fijases en mí, y tampoco quería. Pasar desapercibido era la mejor forma de observarte. Sin embargo, ambos sabemos también que no soy un fantasma para ti. Nos presentaron y me dijiste algo que no recuerdo porque estaba tan nervioso que sólo supe apartar la mirada; pero eso es lo que tienes, que a pesar de no poder ni mirarte a la cara, me cogiste la barbilla y moviste mi cabeza hacia arriba hasta que nuestros ojos se encontraron. Es lo que tienes, que la luz de tus ojos representa un alivio para las almas en pena. Es lo que tienes, que me haces querer ser mejor persona.
Es lo que tienes, que te amo desde el primer momento en que te vi y que llevo esperándote toda la vida sin saberlo.

Lo buena que es esa sensación



Saber que eres mío porque quieres y que estás a mi lado protegiéndome en lo bueno y en lo malo. Que me llamas y que te puedo contar lo jodida que estoy. Que me apoyas y me escuchas, me aconsejas y te preocupas. En estos momentos de soledad es lo que más necesito, a ti. No sé como decírtelo ya porque creo que te lo he dicho de todas las maneras posibles, pero es que me encanta que estés conmigo sólo eso. No hace falta que me beses, ni me roces, ni tan siquiera que me mires, sólo con saber que estás ahí y notar tu fuerte respiración y tu corazón acelerado me basta para estar tranquila. Que raro como pasan las cosas, siempre lo digo y ya hasta me suena hipócrita porque en el momento en que pensaba que nada podía cambiar más  ni ser más extraño vas y apareces tú de nuevo, y de repente estamos saliendo y abrazándonos en tu azotea mientras el viento me recuerda lo buena que es esa sensación.

¿Qué haría si no tuviese miedo?


Muchas veces no sabemos cómo actuar; sí, la situación nos supera. Sé que no es fácil tomar decisiones y te equivocarás mil veces antes de dar con el camino correcto… ¿pero sabes qué es lo que tienes que preguntarte en esa situación?
“¿Qué haría si no tuviese miedo?”

Eso es todo lo que nos pasa. Tenemos miedo. Miedo a fracasar, a no dar la talla, a perder a las personas que queremos porque la hemos cagado, a que nos vean llorar, a hacer el ridículo, a tirarnos a la piscina. Tenemos miedo de cosas absurdas que nos frustran y no nos dejan avanzar, entonces… ¿Qué haría si no tuviese miedo?

Piénsalo la próxima vez que estés en un apuro y sigue adelante. Sabes que eres fuerte pero no sirve de nada que lo sepas si en los momentos difíciles lo olvidas. ¿Qué haría si no tuviese miedo? Esa es la cuestión.

Me siento guapa


Extrañamente, hoy me siento guapa. Después de horas de comerme la cabeza en estas…ahora 26 últimas horas y de haberme sentido tan pequeñita, sin razones, sin ganas de comer ni dormir, me siento guapa. Me miro al espejo y me veo el pelo mucho más suelto, los ojos más brillantes y los labios más rojos. También es posible que estos dos efectos se deban al hecho de haber estado llorando y la fiebre por el tiempo acumulado sin dormir. Puede ser, o debe ser porque no veo otra explicación a las ganas de verme en un espejo, aunque por el contrario me siga sintiendo mal. Él me quiere sí, y probablemente mucho más que al principio pero hay cosas que no pueden sustentarse por más tiempo. No sé ni porqué escribo esto que quizás solo provoque daño, pero lo cierto es que me da una sensación de liberación que no he conseguido hasta ahora desde hace unos cuantos días. Sé que lo mejor está por llegar así que me voy a secar las lágrimas y a ser feliz, sabéis por qué? Porque hoy me siento bien.

Digamos


 Digamos que el amor no es egoísta, que es sincero y puro. Digamos que el amor es ciego y que me enamoré de ti la primera vez que te vi. Que he pasado tantos momentos buenos a tu lado que son ahora los que perduran en mi memoria a pesar de que ha habido muchos más malos. Que no sigo pensando en ti cada día. Que no espero cruzarme contigo cada día en una esquina en la calle y escuchar un simple “hola”. Digamos que no te añoro cada vez que tengo un rato libre. Digamos que no leo tus cartas cada semana y que no las vuelvo a colgar en su sitio. Digamos que no creo en las segundas, terceras y milésimas oportunidades. Digamos que no quiero que todo vuelva a ser como antes. Digamos que no te amo de forma de la que nadie te amó. Digamos que algún día me quedaré sin formas de explicarte lo mucho que te quiero. Digamos que cumplirás la promesa de que siempre estarías a mi lado y nunca me soltarías. Digamos que no estoy llorando y que mi corazón no está sangrando.
 Diga lo que diga sabes que te necesito más que al aire y que lo mal que lo estoy pasando no lo sabes ni tú ni nadie.