Somos seres
automutilados. Nos hacemos daño constantemente con tan solo la fluidez de
nuestros pensamientos. Nos destruimos interiormente creando situaciones que ni
por asomo tienen porqué suceder. Nos torturamos con preguntas que nos acaban
acechando incluso en nuestros sueños; tan solo por una burda imagen ficticia.
Complejos o no, los seres humanos no
aprenderemos a despejar la cabeza. Puedes entrenarte, repetirte una y otra vez
que es mentira, intentar dejarte llevar, tener fe, no pensar en los problemas y
solucionarlos una vez los tienes delante; pero nadie puede resistir a esa
especie de castigo autoimpuesto cuando las cosas nos duelen de verdad.
Vaya, ¿será pesimismo? ¿Un poco de
decadencia gratuita y pérdida de esperanza por la sociedad? Es posible. Solo sé
que esto no sirve de nada. Así que lo mejor será evitar hacer daño y que te lo
hagan, sin imaginar constantemente esas hipótesis torturadoras ante las que nos
quedamos paralizados como espantapájaros y fantoches bajo el sol.


