lunes, 26 de enero de 2015

N1 y 23


Ahora viene cuando debería de aprender a ir aterrizando y desenvolver todas esas noches que no vamos a tener. Vete preparando para que el avión se estrelle en un océano de hielo.

Sé lo que nos va a pasar: vamos a evitarnos, vamos a desarropar todos los abrazos, vamos a jugar a esperar a ver quién deja antes de llamar; cuando todo vaya mal...Vamos a saber que no nos vamos a tener y que el otro va a estar besando calles mojadas de suspiros.

Sigues esperando que suceda algo que nos acabe separando; "tramo y solución" de nuestra batalla de cabeza y corazón. Y yo afirmaba seguir peleando, sosteniendo en la mano una balanza inclinada a ti. Sin embargo, es lo que nos va a pasar: vamos a perdernos; repitiéndonos una y otra vez que será la última que nos hablaremos.


Vamos a desaprender todos los secretos que nos contamos bajo esas sábanas. Vamos a esperar a que el tiempo haga su trabajo como si no supiéramos que el tiempo cierra las heridas pero no las cura. Vamos a olvidar que debemos arriesgar. No te acuerdes de los susurros al oído que te serenaban y calmaban tus ganas de leerme, de entenderme y de comerme.

No habrá ni un camino más que recorrer a tu lado, ni pasar cerca de álamos dorados para llegar a una colina en la que nos esperen caballos de crines sin fin. Llegar a nuestra casa llena de luz, transparente, sincera y con olor a lavanda. Vamos a perdernos.

Olvida que mis sentidos te desean y lo que es quedarte dormido con el olor y la voz de alguien; aunque estuviera impregnado en una camisa; aunque esta flotara en el ambiente sin desvanecerse en tu cabeza.


Debe ser que no me entiendes, que no logras a entender lo que un corazón palpitante significa y hiere. Debe ser, de todas las maneras inimaginables, que no recalcas el hecho de que la tierra sirve para nutrir a seres vivos y no para tirárnosla a la cara.


No voy a trabajar más por un futuro planeado, pero mis manos sangrarán cuando hayan acabado de construir mi casa, mis normas, mis besos y mis abrazos. En ese momento; Mr. Jones hará su entrada en escena cantando como un fantasma atormentado.

viernes, 9 de enero de 2015

Cuando Dios era un conejo, metáforas para las almas podridas

Solo algunas veces, los imperios se hacen mas grandes que los Olimpos en los que se criaron; la atienta se hace imposible y no nos queda más remedio que tomar las riendas del barco y el timón por las crines. Pero no nos asustamos porque lo que tememos son lo fines, no los pequeños soplidos de humildad que tan rápido destruyen aires de grandeza que no es más que mediocridad enmascarada.

¿Qué esperamos de tanta aspiración malditamente cumplida? ¿Por qué existe el miedo al vacío? A un vacío que creemos lo peor por no poseer ciertas mentiras mundanas que como todos sabemos polvo son y en polvo se convertirán.


La palabra "socorro" no se escucha en las calle, ni el rocío lucha por despegarse de climas mojados...todo sigue yendo al mismo sitio, en donde la codicia posee la avenida de las almas corruptas. Ni siquiera los niños sueñan con el alimento que les fue prometido junto con cobijo y trabajo.


Ya solo nos lamentamos de nuestros imperios, que ahora desolados claman un rayo de sol que sume a final de mes algo para no acabar como aquellos de los que nos aprovechábamos. Suplicando un poco de cordura y voluntad, se rigen las pautas de una sociedad que mira para otro lado como Cuando Dios era un Conejo.