sábado, 11 de abril de 2015

Subía como la espuma

Cuando te vuelva a ver
y me de cuenta de que toda la ilusión voló,
de que ya no me acuerdo de lo que sentí con esas poesías de amor.

Cuando me vea hundida bajo tus pies 
y te grite desde allí abajo "sácame de aquí"
pero mires a otro lado...

Cuando todos tus despertares precedan una tormenta en mi cabeza
como un accidente que se resiste a asumir la falta de culpa
sintiendo que el miedo es valiente y la voz es silencio.

Cuando ya no sea capaz de decir aquello de 
"entierra a tus fantasmas" porque me atormenten a cada paso; 
seré otro espíritu hipócrita que no vacila en mentirse.

Cuando entienda que ya no somos uno 
sino que nos proyectamos sombras para taparnos
sin creer realmente que esa no es la ciencia perfecta.

Cuando por fin descubra que ya no te vuelvo a tener
ni me sostengo con el (antes) firme pensamiento 
de que lo de siempre era estar contigo.

Cuando asumí que no eran tantos kilómetros
para decirnos adiós tras tanto esfuerzo, 
y ahora parece que despedirnos cada día es lo más habitual.

Si quisiera una astronomía perfecta no observaría cada noche el caótico brillar de la luz sobre mares que ya no son los míos. 
Nunca me gustó ser peonza, ni dar vueltas, ni que me tiren, ni que me manejen con los hilos del azar o la maestría que cada uno tenga para dominar mis movimientos, No admito más discusión sino retomar una negociación que pacte de nuevo que la dopamina sube como la espuma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario