lunes, 25 de mayo de 2015

El veneno de lo que ya no es

Voy a guardarme los sellos de las cartas que no me has escrito
y a colgarte todas esas llamadas que nunca marcaste.
Voy a romper el reloj que no nos despertará cada mañana
y a atracar a mano armada la tienda de lámparas que iluminaban tus sueños.
Voy a empezar a torturar las sonrisas que nunca se llegaron a torcer
y a decir que no mereció la pena arañar los últimos besos.
Voy a contarle al mundo lo que las fotos me susurran cuando las miro
y no se si pensar en todos los momentos que jamás me enseñarán.

Me quedaré con sed de ti, rezando que la luna brille más 
que la última vez que bailamos a su compás.
Volveré a perderte entre las manos de aguja de alguna que te sepa querer
y ya no queda nada dentro de mí más que un gato negro y un andamio.
El futuro acecha sin mi y te ahoga cuando sueñas en la fuerza de mis piernas; no saltes nunca más si no te volviste mariposa cuando te amé como gusano.


Y ahora, vuelve otra vez, a intentar que trague el veneno de lo que ya no es.

No pretendas que cierre los ojos porque me cansé de aprender que tu eras voz y yo sonido.

Puede ser que ya no quiera un cobarde porque siempre fui más valiente,
quizá solo te pido que lo entiendas sin segundas partes que te lo expliquen. 
Me voy porque me he cansado del papel de la mala de la película, el fracasado que recoge los añicos, la puta realidad que a nadie le gusta. El veneno de lo que ya no es atravesó por completo la flecha sin dar opción.

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