lunes, 21 de diciembre de 2015

La mejor manera de ser adulto: un niño de 5 años

Posiblemente, es difícil saber definir aquello que siempre digo de "el lado bueno de las cosas".
Puede que sea llegar a la estación y que te recojan tus dos mejores amigas el fin de semana de tu cumpleaños y ponerte a llorar de emoción al verlas. O pensar que queda un día menos para verlo y que me acostaré pensando en él. También reservar un hueco el miércoles y disfrutar de una cena con la familia que elegimos.Y que tus hermanos, a los que adoras con toda tu alma te digan "menos mal que has vuelto, sin ti no somos una familia". Escuchar cómo mamporrean el piano y me preguntan sobre mi vida en Madrid, hacernos fotos y que se queden boquiabiertos pensando en que su hermana mayor tiene 19 años.
Quizá esa sea la verdadera clave; ilusionarse como lo hace un niño. Lo maravilloso que sería asombrarse por las cosas como cuando tenías 5 años mientras mantienes el pensamiento de un adulto, pero por desgracia, son cosas opuestas. No se puede conocer la vida sin entristecer un poco al saber que es dura y que hay obligaciones más allá de pintar una cartulina. Ahí reside la magia de cada uno: mantener la espontaneidad y naturalidad con las que se dirían las verdades pero con conciencia de lo que se dice. 
"¿Cuál es tu número favorito tata? Te doy mi bombón del número del calendario que tú quieras", ¿Cómo se quita él algo que es tan genial como un bombón de su calendario de Navidad para dármelo a mí sin importarle más que el hecho de que yo lo disfrute? Y me sería imposible aprovecharlo más de lo que él lo haría porque su mundo se reduce a pocas cosas y ese "premio" es casi lo mejor que podría tomar.
Compartir, asombrarse, echarse una siesta de vez en cuando, no salirse de la raya y jugar. En definitiva, buscar ese equilibrio entre ser un adulto con responsabilidades pero que sabe vivir como lo hace un niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario