Tras un largo camino de lluvia de aguacero llegó la niebla a
enero.
Demasiado tarde en la noche. Demasiado pronto en la mañana.
Los faros del coche iluminaban las partículas suspendidas en aquel aire frío.
Un frío que te espabila va cuando salías a observarlo. Un
olor que recorría lo más íntimo de tu espina dorsal. Sinonimia de sinestesias:
gusto, olfato, tacto; todo en uno.
Arañazos en el alma con densidad impropia del dolor que uno
no deja asomar. Niebla.
Y a pesar de correr tanto que me tragué hasta el aliento, no
pude escapar porque era tan solo eso; niebla en mi interior con forma de lobo que va detrás de mí.
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