viernes, 12 de marzo de 2021

Los otros 95 sentidos

Que lo maravilloso del arte es compartirlo. 

Que no debería pedir que leyeras mis líneas,

ni tú que escuchara tu compás de eterno gigante.

Que lo maravilloso del arte es compartirlo. 

Que no debería pedir que leyeras mis líneas,

ni tú que escuchara tu compás de eterno gigante.

Que no quieres que compare,

pero comparto y relato mi parto de sílabas 

con un olor al perfume del pasado con otros.

Los que me consideran artista,

los que me partieron el cora 

pero valoraban mi brisa.

 

Y eso no te gusta.

Y me enfado; 

y lloro; 

y grito en silencio que no estoy siendo yo misma,

pero tú no lo ves.

Te lo digo;

pero no me crees.

Lo traduces;

pero no lo quieres entender.

 

Te pido que me ayudes a juntar unas imágenes,

para las que tienes tiempo solo si es con márgenes. 

Porque no es tu rap, 

no es tu estilo, solo es mío. 

Y me sabe mal.

Te doy un consejo legal,

pero me pones un bozal

cuando tiene más peso 

si te lo dice cualquier chaval.

 

Tonta que tarda en tocar tambores en la tardor.

Es normal que no sepas quién soy,

si no te acuestas con Dezba;

si se te olvida que estoy hecha de letras;

si no has vivido el calor entre las tejas

de una Valencia antigua y moderna.

Aquí gobierna una eterna y sempiterna caverna;

extensa, externa y CLAP.

Despierta. 

 

He hecho cinco estrofas con nueve versos.

Flow criminal y rimas a matar.

Todo esto sale de mis dedos,

Tras pensar en el sencillo concepto de sentidos diversos.

Que lo maravilloso del arte es compartirlo. 

Que no debería pedir que leyeras mis líneas.

Gracias a Dios que has vuelto,

cuánto te he echado de menos,

Dezba.

 


miércoles, 10 de marzo de 2021

O a bailar

 Estoy rozando mi malestar.

¿A ti qué te mueve? ¿Qué te paraliza? 

¿Por qué esa raya te supone un surco abismal? 

No lleva veneno, es desasosiego compuesto por notas que tienes que aprender a tocar. 

O a bailar. 

O susurrarles que no tienes tiempo para perderlo sino que te pierdes temporalmente al notarlas.

O a bailar.

Ya verás qué bien te sientes cuando sueltes ese peso. 

Me comprometo a que te complacerá tu sexto sentido una vez dejes de mirarlo con tantas miopías.

Te invito a premiarte con un poco de harmonía.

Asfixia tiene el acento en otra sílaba aunque acabe igual. 

Y por eso no rima.

Y tú estás poniendo tu atención en otro lugar.

Y por eso no rimas.

Por eso no vibras.

Por eso te asfixias.

Por eso te corta la lluvia. Deberías leer "Dolores".

Deberías leer, Dolores.


Esto no es definitivo, 

es una muestra de que hoy me siento con ganas de un concierto en el que dirijo por una vez los consejos hacia ti en vez de asegurarme a mí que todo va a ir bien. 

Serás tu sed y tu agua. 

Y siempre puedes pararte a ver el mar.

O a bailar.

Se me salen por los poros

Aunque queda mucho que conquistar aquí abajo, tendemos constantemente a desprender castillos en el aire. Que no vuelan. Que no existen. Que se impulsan por energía proveniente de sueños con falta de recursos o por el curso de una corriente de la que no somos dueños.

Ese párrafo tiene buena métrica. Da igual que se me haya olvidado contar, sigo expulsando toxinas de letras. Se me habían cerrado los poros por tanto desviarme del camino y ahora han brotado implacables en forma de soledad; y alegría; y una voz interna que me grita "estoy rota" y otra que le dice que callada está más guapa.

Tengo una lista de cosas por sentir que no deberían ser tóxicas. No. No lo son. Son descabelladas y van montadas en el caos. ¿Leíste "Dolores"? La escribí ayer entre una nube de desgarro. Hoy escribo esto riendo y quiero que sepas que estoy de todo menos tranquila. Si caigo, va a ser de pie. Si vivo, voy a hacer una lectura positiva. Si huyo, no van a poder ver mi sombra.

¿Y qué si me he estado pisando? Hoy me levanto. En un pis pas, como si pudiera subir esa cordillera con mirarla, como si me hubiera secado sin haber empezado la tormenta. Porque se que puedo. Porque estoy oliendo al lobo aullar y oigo como huele la luna llena.

Espíritu intranquilo. Acordeón de pensamientos que no son castillos en el aire.

lunes, 8 de marzo de 2021

Dolores

 Ayer me rozó la lluvia de una forma que nunca había hecho.

Me acarició una gota de rocío al caer sin freno por las hojas del helecho de mi vecino.

Y me acuchilló el frío cuando se congeló la entrada de tu portal.

Vivo como si mi vida hubiera dejado de ser mía,

y auténticamente me estuviera convirtiendo en parte de un todo.


¿Pero por qué no se disipa todo lo que hay en el corazón?

¿Por qué no se automatiza el liberal los pesos que no sirven?;

como un sherpa que conoce el poder de la legitimidad.

¿Por qué sigue este picor dentro de mí? 

El que me dice que no estoy exactamente donde debo estar.

Las entrañas desgarradas, desganadas, descontroladas en el cauce del caos.


Hablando de vidas indiscutiblemente incombustibles

con ambiguos futuros hipotecados.

Jinete en esta carrera potencial en el que me he dejado una ponencia.

Mala suerte, estás esclavizada ante una vida que no es tuya,

en la que no te llueve en la piel ;

y cuyo interior retiene un caballo ganador llamado Dolor.