Debe ser como recorrerse todas
las tiendas, buscar los productos en venta, el regalo perfecto de una Navidad
sin cuento. Como girar una esquina siguiendo el inconfundible olor del ardiente
cucurucho de castañas a la brasa que tanto deseabas. Como ver los billetes de
avión a ninguna parte, con la ilusión por delante de mil metros de altura
sobrevolando una aventura.
Debe ser que aunque
intentaba no quererte demasiado, me
dejaste verte los como quien lee a Pérez Reverte, “como la
extrema perspicacia de un perro inteligente”. Ninguno de los dos se acuerda de cómo terminó, ni de por qué;
pero me dejabas hundirme en tu jersey, impregnado de mi perfume, el mismo que
olías con ansia y te volvía loco en el primer segundo. Te perdías en ese
instante en el pensamiento de mi ropa interior humeante; en tus manos
envolviendo mis pechos como esqueletos protegiendo un corazón.
En efecto…es esa sensación. De libertad estando atada a lo que realmente
viene siendo nada…un par de reacciones químicas que no te dejan pensar en tu
vida. Como la poesía en prosa que escribo para poder ser testigo de tu imagen
en mi mente, sin llegar a ser del todo consciente que estás inevitablemente
presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario