miércoles, 28 de noviembre de 2018

Amorcato de Davilina 23 mg, 3 veces/día

Creía saber que no necesitaba un tratamiento crónico ni SPD con rutinas establecidas. Estaba más por la labor de chutes bruscos, áreas bajo la curva de vértigo, escándalos sin receta.

Te vi, solo, delante del mostrador al que llamamos septiembre y me acerqué. Me metí poco a poco en esos ojos de fórmula magistral que me miraban a medida; recomendándome una dosis más baja y pausada, espaciar la vida, respetar posología. Un poco de vino contraindicado me hizo ver medio orgasmo, risas nuevas, retortijones en el epigastrio. No quería más ácido en mi estómago y, de repente, la ilusión comenzó a ser la mejor medicina. 

Pero el seguimiento se perdió y decidimos inyectar un poco de aire entre Madrid y el sur; unos mililitros directos desde la arteria principal. Pretendí que fueras mi bromurio de ipratropio, mi SABA particular, aire que fresco en mis pulmones y acabé encontrando en ti la estatina que me salvó el corazón; la cronicidad que me hace pasar la vida un poco mejor.

Valoramos los factores de riesgo, las interacciones, duplicidades y toxicidad. Hicimos del Dader una herramienta útil, la alianza que determinó el acuerdo entre Londres y "aquí", ya no hay códigos nacionales, solo un enorme "sí".

martes, 20 de noviembre de 2018

Arde


Arde noviembre, arde París.
Arde la lluvia, arde sin ti.

Suenan las teclas del piano confundido por las palabras dichas sin sentido. 
Un recuerdo, dos recuerdos.

¿Es el tiempo relativo? En un segundo volantazo y han pasado cinco años; contando entonces los pasos de gigante que diste sin saber lo que estabas creciendo.

La simplicidad se confunde con unos versos mal rimados, corazón dorado, pensamiento abstracto.
Disfrutando del espejo, de las películas que evocan un futuro que da miedo. Y si el miedo es crear, si el caos fomenta al campeón; lucharé hasta que salga de mí toda la razón.

Porque lo imparable de nada sirve frenar. Porque se puede hacer un complejo vitamínico de unos minutos con la persona adecuada. Porque el egoísmo no entra en esta melodía que no para de crecer.

Y mientras tanto:
Arde noviembre, arde París.
Arde la lluvia, solo de Jimmy Hendrix.

viernes, 9 de noviembre de 2018

1178

Y ahí sigues; el retrato fideligno de que no quieres dejar escapar ninguna oportunidad. Y entonces te das cuenta de que es la oportunidad la que no ha querido que la encontrases, que ha salido de tu círculo para escaparse y que tu vida no fuera el reflejo de quien te decían que debías ser.

¿No se entiende? Lo explicaré dentro de unos años con arrugas en las mejillas y callos en las manos; porque por más oportunidades que se pierdan en la vida, la sonrisa y el trabajo no impiden que te conviertas en quien quieras ser.

Las hojas no dejarán de caer en otoño ni el olor a musgo fresco dejará de emocionarme. No permitiré que se apague la pintura con la que rocío charcos grises ni acabaré atada de pies y manos por quienes se creen con el poder de parar el mundo. Encajaré los golpes como quien enhebra una aguja o tira piedras desde lo alto de una tubería para acabar encontrando, al final del túnel, una moraleja con silencio antes de arrasar con todo.

La moraleja de una historia que extraen los borrachos a verdades. 
El silencio absoluto en el desierto vacío.
La llama que prende la mecha de etapas que no hay que quemar.