"7 versos, ni una rima.
Repitiéndote incansable que todo pasa,
verbalizando en desagües
que quieres marcharte.
Dejando de escucharte,
FINalmente:
silenciándo. T."
¿Te das cuenta de la tontería que estás escribiendo?
¿Cómo te has atrevido a decir esas tres letras?
Nunca se acaba porque esto no para,
no deja de girar nunca.
Aunque te empeñes y dramatices,
no va a ser hoy cuando se acabe el mundo,
ni si quiera se terminará tu día.
Es absurdo,
ponerse clavos por las decisiones que otros han tomado.
Poco a poco lo irás viendo claro
y claro que te liberarás de ese peso,
que pasa despacio a tu lado y te recuerda lo malo.
Déjalo que se quede quieto.
Inquietante.
Vamos sumando ladrillos construyendo un muro
y cuando se derrumba, asustado:
intentas reconstruirlo rápido para no perder el norte.
Pero se ha acabado.
Tendrás que volver a empezar y será maravilloso
porque pasarás tiempo contigo mismo,
construyendo; acabar mirando un nuevo horizonte.
Y por eso esto no se llama "FINalizado",
porque aún no te has marchado,
aún no te has culpado,
aún no te has abandonado,
aún no te has alejado.
Y aun cuando todo eso suceda,
no podrás escribir un punto.
Bienvenido a un nuevo capítulo,
tan solo has EMPezado.
domingo, 31 de marzo de 2019
jueves, 28 de marzo de 2019
Hoy estoy aquí
Hoy estoy preparada para volver aquí. Hoy puedo hacer muchas cosas: puedo hablar de ti y lo puedo hacer acordándome de lo mejor. Puedo criticar lo peor. Puede describir en hipérboles nuestra relación.
Hoy estoy aquí, frente al ordenador; ordenando las cualidades de mí que tanto me gustaban. Se me eriza el bello de los brazos y me sienta la bestia que abraza a bella. No me desconozco pero tampoco puedo aminorar el dolor.
Sé que todo esto es bueno. Que hoy es hoy y estar es el 80% de la vida. Sé que no es por cifras pero tengo en mente el número de planes que teníamos y me desgarran los hilos de las oportunidades que perdimos. Pero da igual, porque hoy estoy aquí.
Esa frase que siempre será cierto hasta el día que deje de respirar. Una realidad que me ata a la realidad: que el mundo sigue girando a la misma velocidad y que mañana será otro día.
Hoy puedo teclear que me duele pensarte, pero que eso es bueno porque significa que mereciste la pena, que ese capítulo no lo escribí en vano. El dolor, junto a la pena, son sentimientos que al principio abruman y luego te recuerdan cómo de importante es crecer, transicionar.
El dolor por dolor se encarna, duele, se vuelve sufrimiento y este en odio. El dolor que te promociona a un estado de mayor energía, de liberación aprendida, ese es el dolor útil: el que te hace sentarte enfrente del papel y te permite escribir "hoy estoy aquí".
Hoy estoy aquí, frente al ordenador; ordenando las cualidades de mí que tanto me gustaban. Se me eriza el bello de los brazos y me sienta la bestia que abraza a bella. No me desconozco pero tampoco puedo aminorar el dolor.
Sé que todo esto es bueno. Que hoy es hoy y estar es el 80% de la vida. Sé que no es por cifras pero tengo en mente el número de planes que teníamos y me desgarran los hilos de las oportunidades que perdimos. Pero da igual, porque hoy estoy aquí.
Esa frase que siempre será cierto hasta el día que deje de respirar. Una realidad que me ata a la realidad: que el mundo sigue girando a la misma velocidad y que mañana será otro día.
Hoy puedo teclear que me duele pensarte, pero que eso es bueno porque significa que mereciste la pena, que ese capítulo no lo escribí en vano. El dolor, junto a la pena, son sentimientos que al principio abruman y luego te recuerdan cómo de importante es crecer, transicionar.
El dolor por dolor se encarna, duele, se vuelve sufrimiento y este en odio. El dolor que te promociona a un estado de mayor energía, de liberación aprendida, ese es el dolor útil: el que te hace sentarte enfrente del papel y te permite escribir "hoy estoy aquí".
lunes, 18 de marzo de 2019
Puntos de inflexión
Esa noche hablamos de puntos de inflexión. Estuvimos
hablando de faros en la distancia, de la fuerza de la tormenta, del carisma de
la responsabilidad y la picardía que tienen las decisiones emocionales.
Hablamos como lo hacen las olas del mar: tocando un tema y
luego otro, acariciando a veces las palabras, otras con fuertes embestidas que
nos hacían darnos cuenta de lo peligroso que es tirarse al mar con dudas.
Esa noche…qué larga fue. Nos miramos y nos sonreíamos como
si fuera la primera vez. No descubrimos nada que no supiéramos, o más bien fue
todo lo que sabíamos que estaba escondido y salió para que dejásemos de fingir.
Fue lento, húmedo; como tus besos y tu calor. Ritmo herido
en la piel, sangrando el alma con pequeños beats, como nuestra canción
agotándose.
Esa noche supe, otra
vez, que no estoy sola, solo estoy conmigo misma. Estúpidos recuerdos y
apretones de mano que se convirtieron en cuchillos que me acariciaban y no
quería dejar marchar.
Marchita. Mustia. Melancólica. Con “M de Marasmo” no leíste
y desde entonces espero que visites el orgullo de mi vida, mis letras, mi rima.
Bailando con la poesía y rompiendo el silencio; porque grité, esa noche grité y
me quedé a oscuras pensando en lo poco que ganaría y todo lo que había perdido.
Pensé en el arrepentimiento, en cuántas veces debí haber parado y solo podía
seguir hacia delante.
Cualidad difusa que a veces me empuja y otras me devuelve
una parte de mí que no quiero, una parte de ella que he heredado y de la que no
puedo despojarme. Sería como quitarme la piel, es inherente a mí. La locura que
a veces te besa y satisface y otras te abruma y deshace.
De nuevo, puntos de inflexión. Fue buen momento para
recordar cuánto había detrás de nosotros en cada gesto, cuáles de esos gestos
nos gustaban realmente. Por último, esa noche hablamos de volver juntos a casa.
Qué triste fue cuando me di cuenta de que esa ola acabaría rompiendo en el mar
y nunca llegó a la orilla.
Continuaré sola hasta el puerto más cercano.
lunes, 11 de marzo de 2019
Simplemente estar
El problema que tengo es que, de repente un día, esto deja de importarme. Y entonces, ya no lo llamaré "esto" si no "aquello" porque, sin darme cuenta, interpondré distancia para que no me duela. Cuando ese día llega, pierdo la sonrisa y lo peor es que ya no tengo brillo en los ojos cuando lo pienso. Simplemente, se ha esfumado la magia y todo lo que era capaz de aguantar y pelear ya no está.
Suele pasar con las decepciones. Pero las decepciones grandes, esas que notas cómo te han hecho un corte por dentro y parece que no hay paso atrás que te lo cure. Es en parte como nos vamos haciendo mayores, y desencantados, y decepcionados, y deprimidos.
No tiene que ver con no saber perdonar. Hay veces que no tienes nada que perdonar porque simplemente alguien haya tomado un camino que te haga daño. Todos somos dueños de nuestros actos, todos sabemos lo que duelen las cosas, todos podemos tenernos o no en cuenta. Hay que dejar de esperar de la gente que actúe como tú quieres; pero desde luego que también hay que saber soltar a aquellos que nos hieren sin razones de peso, para "que aprendamos" o porque "les apetece".
Mi casa es mi templo. Mi cuerpo es mi vehículo. Mi mente usofructo de mi vitalidad. Y en ese triángulo de las bermudas sobre el que baso mi vida quiero dejar fuera lo tóxico. Los colores de las sombras de quienes no supieron estar ahí. Gran parte del éxito consiste simplemente en "estar ahí".
Lo bueno de todo esto es, que sin lugar a duda, soy capaz de verle el lado positivo. Si me he levantado cuando me he caído, ya recuperaré la ilusión con nuevos retos. Ya pintaré nuevos paisajes. Ya cantaré nuevas canciones. Ya respiraré aire de otros lugares.
Suele pasar con las decepciones. Pero las decepciones grandes, esas que notas cómo te han hecho un corte por dentro y parece que no hay paso atrás que te lo cure. Es en parte como nos vamos haciendo mayores, y desencantados, y decepcionados, y deprimidos.
No tiene que ver con no saber perdonar. Hay veces que no tienes nada que perdonar porque simplemente alguien haya tomado un camino que te haga daño. Todos somos dueños de nuestros actos, todos sabemos lo que duelen las cosas, todos podemos tenernos o no en cuenta. Hay que dejar de esperar de la gente que actúe como tú quieres; pero desde luego que también hay que saber soltar a aquellos que nos hieren sin razones de peso, para "que aprendamos" o porque "les apetece".
Mi casa es mi templo. Mi cuerpo es mi vehículo. Mi mente usofructo de mi vitalidad. Y en ese triángulo de las bermudas sobre el que baso mi vida quiero dejar fuera lo tóxico. Los colores de las sombras de quienes no supieron estar ahí. Gran parte del éxito consiste simplemente en "estar ahí".
Lo bueno de todo esto es, que sin lugar a duda, soy capaz de verle el lado positivo. Si me he levantado cuando me he caído, ya recuperaré la ilusión con nuevos retos. Ya pintaré nuevos paisajes. Ya cantaré nuevas canciones. Ya respiraré aire de otros lugares.
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