Hablando con un buen amigo que está lejos me ha inspirado para escribir un par de cosas que me hacía falta poner sobre el papel. ¿Por qué nos boicoteamos? ¿Cuál es el buen camino? Esto te lo dedico a ti, por todas las cosas que aún nos quedan por vivir y por todas las veces que el corazón se romperá (y las que estaremos para reconstruirlo).
Los problemas o tienen 10 soluciones mínimo o no tienen ninguna y en el transcurso de estar ciego y buscar fuera de uno mismo, es bueno echar un vistazo dentro y recoger esa energía que realmente llevas y te pertenece.
Puede que, al menos en mi caso, la palabra no sea boicotear. O sí. Pero puede que haya que quitarle esa connotación negativa y cambiarla para decir "proteger". Puede que me boicoteé ruinmente pero que sea una forma de no dañarme más. Puede que sea porque me conozco de forma subconsciente (no del todo, ni de lejísimos) y ponga el freno de mano cuando la cosa se acelera y siento que aún no me he curado de mi anterior caída.
El buen camino es el del amor. "Cuanto más amor das, mejor estás y así to' el rato bro". Lo diga quien lo diga: alguien a quien admires, que te inspire, que no te caiga bien, quien sea; hazle caso. El mejor camino es aquel en el que amas a quien te ama, perdonas a quien te daña y sigues buscando tu senda sin esperar que, quienes te acompañan en ella, se comporten como tú crees que deberían comportarse. Eso se llaman expectativas y fomentan los prejuicios y las infelicidades.
Cuando algo te moleste, dilo y quítate la piedra del zapato; pero anda.
Cuando pierdas a alguien, llórale; pero no permites que te entierre a ti también.
Cuando descubras verdades que duelan agradece haberlas visto porque aunque vivamos mejor en la ignorancia, no se puede comparar a la libertad de tomar decisiones sobre cómo tomarnos las cosas.
Mientras des amor, aunque te boicotees las veces que necesites para curarte, tu camino se irá abriendo; "y así to' el rato bro".
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