lunes, 24 de junio de 2019

5 años después

Siempre digo que a las personas buenas les pasan cosas buenas y, a veces, eso no es cierto. Ni siempre somos buenos ni siempre uno recoge lo que siembra. Ayer me gradué. Un paso más en el camino que se ha pasado volando, cinco años después estas fotos reflejan gente que estuvo ahí desde antes de la Universidad Europea. Papá, no hay palabras para describir lo orgullosa que estoy de ti, para agradecerte todo lo que me has dado: "libertad y educación". Que esta es mi vida y me dejas ir escogiendo decisiones a mi criterio pero estando a mi lado. Gracias, también, no solo por darme alas, sino por dejarme mi tiempo cuando se me rompen y necesito que se me curen; no quiero que me asegures cielos despejados, me basta con saber en mitad de la tormenta que tú estás ahí, a 400 o 9000 kilómetros pensando en que esta tía puede conseguir todo lo que se proponga.

También hay gente que sonríe a mi lado y estuvo desde el principio. Pablo, Víctor, Ander, Andrea, Cristian, Paco y todos los que habéis hecho que Villaviciosa de Odón sea mi casa. No se me olvidan las "noches de chándal" y TGB, la de veces que he visto al señor De Olives llorar de risa, arreglar el mundo hasta las tantas hablando con Ander. Andrea, tú sabes lo mucho que supusiste para mí en un momento de cambio difícil y me encanta ir contigo a Ikea y perdernos con el GPS. Cristian, eres "Hakuna Matata" y tener a alguien así es un tesoro. Paco, que de ti he aprendido a perseguir lo que uno lleva por dentro y la fuerza de la fe.

Otros, habéis llegado más tarde y me demostráis cuantísima falta hace rodearse de personas que son humildes, que están ahí cuando descuelgas el teléfono. Tenéis el poder de escucharme y decirme las cosas a la cara, sin filtros, con cariño. Las lobitas, sois ejemplo personificado de ello: sois faro, sois luz.

Mis compis de biotec, al pie del cañón. Javi Charlie que nos vamos a descubrir el verdadero significado de "american size", tengo muchas ganas de compartir el viaje contigo. Rafa, buena caza y largas lunas, una cabeza brillante y un corazón que luce aún más. 

Sergi, ¿qué te puedo decir que no te haya dicho? Desde hacer la prueba de acceso conmigo, ese chico monover me conquistó el corazón. Con su transparencia, sus defectos y virtudes, su compromiso con las causas justas. Eres tolerancia con los hechos y curioso por naturaleza. Ya no es solo lo que hemos hecho para botánica, salud pública o tecnología farmacéutica...eres esa vez que necesitaba hablar y me dijiste que no perdiese la perspectiva de la situación. Eres ese abrazo que necesitaba cuando perdí a mi amiga. Eres mucho y muy grande.

No me puedo olvidar de La Rioja ni de El Pilar. Sé que quizá no tengan cabida en este espacio pero es que estoy agradecida de lo bueno y de lo malo. De haber crecido tanto, de haber sido así.

Me falta mucha gente de la que puedo decir cosas buenas, pero esto ya es suficientemente largo y me lo llevo guardado en mi maleta. No a todas las personas buenas les pasan cosas buenas, pero qué maravilloso es que me hayáis pasado.








lunes, 17 de junio de 2019

Graduada, enseñarme sin más

Me acuerdo de levantarme aquella mañana el 27 de septiembre de 2014. Me había despedido de todos mis amigos, de mi casa, de mi bici, de los helados de la Masiá. Fue bonito cerrar la maleta, poner el despertador pronto y despedirme rodeada de besos y cariño.

Llegué a Madrid y llovía. Y hacía frío y no conocía a nadie. No me quise volver en ningún momento y menos cuando conocí a Mercedes en la cafetería. Mucho menos, incluso, cuando volví a ver a Sergi en clase. Entre el humo de una cachimba en la habitación de la residencia reímos mucho y empezamos a darnos cuenta de lo que era vivir solos y lejos de casa. Turboembudos, mucho cine.

Tiempo después de haber aprendido a que el hogar es el sitio donde pasas la mayor parte de tu semana, me di cuenta de que aquello que creía que dejaba atrás en Alicante solo quedaba en otro plano. No se puede mantener contacto diario con tanta gente y aún así siguen estando ahí, formando parte de ti.

Los siguientes años han sido una locura. He viajado, he perdido mucho, he ganado todavía más. Me encanta pensar en el día que Pablo perdió el vuelo, en la anécdota que tengo con Santi yendo a Portugal, en las veces que me he quedado dormida en el 518. La primera entrevista, el último susto. La de veces que el Supercor nos ha salvado la noche y cuantísimas hemos cerrado "los bares" para callarles la boca a todos los que dicen que "no hay nada en Villaviciosa". Sus fiestas, su gente, haberme enamorado en sus calles, haber trabajado tanto por ser farmacéutica.

Lo que diferencia esto de lo del resto puede que sea muy poco, excepto que es mío y lo he vivido lo mejor que sé. Renací en Colombia y me recorrí muchos kilómetros también por aquí y por allá. Nos hemos apuntado a un bombardeo, la verdad es que ha sido continuo movimiento. Y aunque aún queda tiempo para volar a California, seguro que recordaré dentro de un tiempo que el 15 de septiembre de 2019 aterricé allí; el tiempo que hará ese día y cómo conocí a gente a la que querré.

De momento, ha sido un placer Madrid. Gracias a todos, por enseñarme a base de palos y de alegrías. Por enseñarme sin más.

domingo, 9 de junio de 2019

Sociopatía en un café

Soy consciente, plenamente, de que a veces solo buscamos sentirnos bien con nosotros mismos. Lo necesitamos: un perdón, una palmada en la espalda que nos diga que "has tomado el camino adecuado". Aprobación, amistad, recrearse en un objetivo. Cerrar capítulos.

Todo sentimientos que requieren de algo fuera en vez de mirar en el interior. Es tan fácil hacer listas de lo que hicieron mal, buscar reprimendas, decir que ya no estás orgulloso. Es tan fácil (y necesario). Pero hay que coger las situaciones con un marco teórico (gracias TFG) y dejarse de acertijos con uno mismo. La diferencia entre complicado y sencillo es darle la importancia que merece. Y no la merece cuando tú ya has saltado de página.

Palabras que se dicen traicionando o las que no se dicen. Pasará el tiempo y quedan ahí. Sin futuros reproches, lo prometo, pero grabadas y desmerecidas. Aún así, la filosofía de subir y no hacer búmerans de historias acabadas sigue siendo la acertada.

Sin excusas, sabiendo qué eres, sin calificativos que deploren ni enturbien intenciones que no había. Sin remordimientos. Ni sabes amargo, ni escueces, ni quiero seducirte, ni volver a ti. Ni quiero fumar, ni quiero tropezar. No tengo recetas para semanas de mierda, pero me estoy quedando con quien me las salve.