El 80% de las consecuencias proviene del 20% de las causas.
Contabilizando constelaciones cautivas;
consternadas a brillar.
De bruces, burlonas, bravas.
¿Y si la mayoría del esfuerzo lo estás repartiendo mal?
¿Y si distribuyendo tu energía fueras a conseguir mucho más de lo que buscas?
Cambiando la perspectiva y clamando unas caricias calmadas y constantes.
Quizá era eso lo que Pareto quería decir
y no se trata de empujar sino de tirar.
Quizá estés tan cerca
que no seas capaz de verlo;
como el farero que busca el sol
bajo una luz permanente.
Como quien no haya el polo norte
con una brújula desimantada.
Pero como no hablamos de una sonoridad aleatoria
sino de un cambio real,
habrá que hacer un plan de acción.
Y tomarse con calma el calendario.
Y tomarse con holgura las horas.
Y tomarse el reloj con relevo.
Puede que deba admitir
que admiro mi fuerza
y no esconderme tras espejos.
Puede que deba anunciar
un absurdo avance.
Puede que sea eso,
que el 20% de las causas
genera un 80% de las consecuencias.
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