No sé cómo está pasando, pero lo bonito de esta incertidumbre es que me enseña que todo llega.
Llega el sol a tu piel, picante, mísero y efímero hasta que se esconde. Aunque no se la misma forma en todas partes. Ni siquiera tu dermis es la misma; ahora pareces menos pasiva, más egoísta e intrusiva.
Y llega la sensación de las cosas bien hechas. Porque no hay viernes sin lunes, ni fluye nada antes de empezar, ni la recompensa se ve tan grande cuando no ha costado. Y está costándome, pero aquí estoy viendo como sucede,
Decidiendo poco a poco cómo entenderme rodeada de cosas que no entiendo pero voy aceptando. Y aún así, aunque todo llegue, quiero una habitación con vistas al futuro. Aquí no hay persianas, ni paella, ni terrazas. Pero hay surf, amigos nuevos, café americano. Aquí hay tantas cosas buenas como malas, aquí también hay miseria, muchísima más. Aquí hacen las cosas diferente; era tal cual me decías y eso hace que te recuerde más de lo que debería.
Punto de mira fijado en un objetivo; la cuerda floja se pone tensa para andar por azoteas lejanas. No se me irá el punto de referencia: esto se trata de adoptar lo que aquí hacen bien sin perder la mochila de buenas costumbres que me traje.
Llegará más sol y llegará más sombra. Qué bonito todo lo que llegue.
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