“La peor enfermedad de
todas es el amor”
Esto es algo que muchos,
con el corazón roto en la mano y el orgullo (no sé si demasiado alto o
demasiado bajo), aseveran con una facilidad increíble. Yo creo que no. Nacemos
rodeados de amor, incluso si no fuese amor hacia nosotros, el amor es un sentimiento
real presente en cada uno de los seres humanos. Todos, hasta el más cruel de
los hombres ha amado verdaderamente algo o alguien.
El amor es el antídoto. El
antídoto a una vida que sin él estaría vacía y sería solo un campo de batalla
repleto de luchadores que no tienen significado alguno. Es precisamente el amor
el que nos proporciona una causa de lucha, de levantarnos, de derribar los
problemas. El amor es la espada con la que derrotamos los males del camino.
¿Y cuando no queda amor?
¿Y cuando no quedan ilusiones? Bueno…creo que siempre queda amor. Creo que
siempre quedan ilusiones. Pero claro, yo soy una amante de estos dos y no puedo
decir que haya estado vacía de ilusiones completamente. Las ilusiones, al igual
que los sueños, son algo tan inmenso que asusta. Creo que lo más importante
cuando estás sin ganas ni de levantarte de la cama es acordarte de qué te hace
feliz (amoríos aparte por favor) y simplemente darte cuenta, de alguna forma
(vale la manera más tonta), de que aún eres capaz de sorprenderte a ti mismo.
¿Cómo puedes querer a
otros si no te quieres más a ti? Puede parecer egoísmo lo de “si no te
quieres más a ti” .Pero no, no puedes dejar tu felicidad, tu integridad
como persona y tu valía en manos de otro ser; porque nada es para siempre y
cuando, por desgracia o por fortuna ese lazo con el otro se rompe, perderías
una parte esencial de ti. Es entonces cuando afirmamos la primera oración: “la
peor enfermedad de todas es el amor”.
¿Cómo pretendes
ilusionarte si no haces nada por cumplir tus objetivos? Me he sorprendido
recientemente por la cantidad de personas sin esperanzas que veo. Yo me pregunto
cómo pueden sonreír. Me sería muy difícil tener un objetivo y no cumplirlo, por
eso pienso que es igual de importante plantearse una ilusión u objetivo como
hacer todo lo posible por cumplirlo. Quizá hasta lo segundo supere a lo
primero, porque no es difícil imaginar la casa de nuestros sueños, la vamos
recreando en nuestra mente inconscientemente de todas formas, lo difícil es
poner el primer ladrillo.
Por eso, a todos los “cariño-dependientes”
(persona que necesita cariño para sentirse bien) os digo como excariño-dependiente
que soy, que os desenganchéis de la otra persona. A veces, basta con dejar de
hablar un tiempo (con esto quiero decir de hablar en persona, redes sociales,
veros, participar en la vida del otro…), otras veces hay quien no necesita
medidas drásticas y lo lleva bien, finalmente están las que ni pasado mucho
tiempo se normaliza la situación porque no se ha sentado a hablar con la otra
persona (ya sabéis: un porqué, un abrazo sincero, nada de últimos besos que eso
retrasaría el proceso de convertirse en excariño-dependiente, unas palabras
amables, recuperar la confianza, recordar viejos momentos...).
Comenzad a vivir. Nadie
es vuestra mitad. No os creáis el rollo de la media naranja. Disfrutad y
compartir con la persona a la que amáis todos los buenos momentos y risas que
podáis y cuando las cosas se acaben, no dejéis de creer en el amor. Darle
fuerte a la vida, con la espada del amor y el escudo de las ilusiones.
Con el amor hay que ser valiente y arriesgarse. Porque si hay algo por lo que luchar, algo puro y auténtico, es luchar por ser feliz en los brazos de otro.
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