Que yo no quiero parches que me cierren heridas sin curar.
Pero que la vida me roce cada día un poco más,
que pueda sentir los aplausos al pasar
y ese jadeo indiscreto cuando te miro
a quemarropa.
¿Cuándo amaneciste princesa?
¿Cuándo surgiste Ave fénix?
Supongo que en los ratos en los que dejé de quererte,
en los 11S de nuestra historia que nadie ha llorado.
Esos rituales en los que tu falda bailaba y me hipnotizaba,
los surcos de tu cabello sobre mi pecho cuando descansabas,
la sonrisa más blanca del mundo que gritaba dulzura y locura
en una amalgama indescriptible de deseo infernal.
No quiero olvidarte ángel negro desde aquel 4 de julio
que ahora se ha perdido entre el infinito
y no conseguimos nombrar como un número concreto.
Y aunque necesites pegamento para el alma rota,
yo no consigo recordar el motivo por el que me fui.
Después de enseñarme que no pude pintar el arco iris
te traigo poesía, tulipanes y un número en las manos
que no hay mejor razón para quererte
que una tarde en aquel sofá "roig com la sang".

No hay comentarios:
Publicar un comentario