jueves, 2 de abril de 2020

Puzzles, mecanografía y bizcochos

Todos estamos aprendiendo mucho de esto. 
Cada uno a su forma,
algunos a frenar el ritmo y a ajustarlo con una realidad que se va ralentizando y acelerando a ratos.
Otros del silencio que te ofrece estar contigo mismo.
Hay quien se da cuenta de que nunca es tarde para acabar los puzzles que dejamos a medias, apuntarse a un curso de mecanografía o hacer los 165 bizcochos del libro de recetas. 
Y, sin embargo, todos nos estamos dando cuenta del tipo de sociedad que somos; de lo mucho que necesitamos ir a bares y terrazas o a dar un paseo.

Porque ahora somos conscientes que estar a merced de una tragedia mundial, nos puede pasar. De que somos vulnerables y tenemos un principio y un final.
Igual que un tsunami arrasa Haití o un atentado que se lleve por delante la vida de miles de personas. Pero ahora nos damos cuenta de la debilidad humana porque nos ha tocado de cerca y, precisamente hablando de tocar, necesitamos el contacto de los nuestros.

Recuerdo cómo me emociona ver lo mucho que mis amigos quieren a su familia:
Ainoa se apunta a un reality show con su abuela, a la que adora. 
Marta me trajo un pan casero que hizo, con el que pude disfrutar del cariño que cada bocado de esa masa me demostraba.
Arnaud se tiró minutos abrazando a su perro después de meses sin poder jugar con él.
Cómo estar 5 minutos en el Chillax para hablar de nuestras cosas es un gesto de quienes no compartimos apellido pero nos queremos con naturalidad.

Y es que creo que nunca había estado preocupada. Hablo de estar realmente preocupada. Leo las noticias que me llegan de mis seres queridos por la mañana y me tiro las noches desvelada (puede que porque en este país no saben lo que son las persianas). O por las sirenas de policía que escucho cada dos por tres. O por la incertidumbre de todo.

Gracias a los que me escribís y llamáis. Resulta que me doy cuenta de que aunque hace tiempo que no hablemos y distancia de por medio, la gente buena que ha pasado por mi vida sigue estando de una forma u otra.

La lección que estoy trabajando para que se me quede grabada a fuego no es estar conmigo misma. En este caso, creo que estoy aprendiendo a manejar el perdón. Quiero perdonarme por las veces que no he bailado, reído, perdonado, pedido perdón, sido valiente o agradecida, por mi manía estúpida de no saber dar abrazos largos; y que ahora echo de menos.
Así que voy a intentar aplicar los puzzles en los que tienes que observar y encontrar soluciones, la mecanografía en la que trabajas de forma disciplinada o hacer un bizcocho con cariño y sabor a este momento para defenderme de la situación. 

3 comentarios:

  1. Muchos besos mi Sobri. Espero que una vez haya pasado este mal sueño que tanto nos esta haciendo sufrir, tod@s hayamos aprendido a ser más humanos, a valorar lo realmente importante de la vida y a ver lo frágiles que somos.

    ResponderEliminar
  2. Muchos besos mi Sobri. Espero que una vez haya pasado este mal sueño que tanto nos esta haciendo sufrir, tod@s hayamos aprendido a ser más humanos, a valorar lo realmente importante de la vida y a ver lo frágiles que somos.

    ResponderEliminar